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Una mujer morena, miraba por la ventana de su cuarto y pintaba la fría calle invernal de buenos aires. En una d esas miradas observa a un hombre, maravillosamente vestido y muy atractivo, entrar a un comercio. Su porte la inspiró a dibujar un retrato. Los trazos se deslizaban por el lienzo y se imaginaba como era su piel. Suave?, ¿áspera? ¿Cómo se sentirían sus caricias? Al dibujar esos labios que no distinguía, lo hacía pensando en su sabor. ¿Cómo se sentiría la textura de ellos?, ¿su temperatura sería fría o cálida? Cerraba los ojos imaginando a ese hombre sobre ella. Lo tocaba, lo acariciaba. Su calor la envolvía. Al dibujar sus manos las imaginaba recorriendo su cuerpo frágil. Llegaba a sentirlas, El desabrochándole el sostén. Continuaba dibujando y llegó a sus piernas. Fue allí cuando las pudo sentir desnudas acariciando las suyas. Eran velludas pero no en exceso. Estaba como en un torbellino. Las sábanas revueltas como si ya habría sucedido. C
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       Discutieron las notas musicales Esto pasó realmente. Nunca me animé a contarlo, soy ignorante con respecto a la música. Disculpen si no hablo con propiedad. Resulta que un día, tarde, noche; no lo recuerdo. Las notas del piano de mi casa estaban durmiendo. Mi marido es pianista, a pesar de sus esfuerzos yo jamás aprendí. Parecerá que no me interesa mi esposo. Por el contrario, lo amo muchísimo, soy arquitecta y mi oído está m acostumbrado a los ruidos de las máquinas que a la suaves melodías. Al principio lo intenté pero definitivamente no estoy hecha para instrumentos que se empeñan en desafinar con migo. Tomé al artefacto como quién posee una nave espacial en su casa. Cuando me encontraba   sola, lo miraba de costado, cuidando las distancias. Me atemorizaba solo rozarlo. Estaba observándolo cuando veo una tecla escabullirse por debajo de la funda que las protege. Me llené de temor. No le conté nada a Esteban, mi marido, ya que supuse que pensaría que m

preguntas sin respuesta

me pregunto ¿porqué? casi todos los días me pregunto y pregunto. realmente no hay respuesta. yo tuve que pasar por un coma, el abandono de mi ex, el rechazo de mis padres y el convivir con una discapasidad. no, no hay respuesta a mi pregunta. solo se que antes no tenía idea de un montón de bosas. no sabía lo que era levantarse y saber que el cuerpo no hará lo que mi cerebro le ordena. ignoraba que aún de esta manera se puede ser feliz. que llorás muchisimo pero el menor logro da una satisfacción que nada lo iguala.. aprendí a confiar en Dios y aunque el presente no lo aguante, saber que podría ser peor. no encuentro respuesta a mis porqué? solo se que mientras lo intento no estoy muerta y muchas veces quisiera estarlo. evitarme entonces el pelear, pelear y pelear. no tener descanzo. un día mas, una posibilidad de cambiar mi vida y si esta no cambia al menos ser útil a alguien. 

el hombre que brilla

Carta para el q brilla Si de noche sentís cosquillas en tu pecho, esa soy yo, que tu corazón acaricio. Muchas veces creí que solo fuiste una imaginación d mi mente. Que sos algo así como el amigo imaginario. Pero creo q es el sueño + hermoso q pude haber creado. ¿Volveré a verte? Mi señor me dijo q si. No lo se, no existe vínculo alguno entre nosotros. Lo único es que amo lo mismo que vos y si llegué a conocerlo es porqué vos me lo recordaste. No me sentía ser humano cuando te conocí. Vivía mucha violencia en ese momento. Creía que todos me habían abandonado. Que merecía ser maltratada por ser discapacitada. Olvidé que alguien me amaba. Que veía mi dolor. Olvidé que no era 1 bebé, ya que me trataban como tal. Te vi de golpe y me recordaste cosas que de niña había escuchado. Me hablaste de Dios y de su amor y poder. Creí, me aferré con fuerzas inigualables a su mano. Sentí nueva esperanza y fuerza. No dejé de recibir golpes e insultos. Solo que ahora p

alas

Alas de libertad Se despertó con una rara sensación en su espalda. Eran unas cosquillas. Algo que la hacía sentir diferente. Ese día no tenía nada especial para hacer, pero igual tuvo ganas de maquillarse y usar su perfume. Solo deseaba estar estupenda, aunque nadie la viera, ella sabía que si se miraba al espejo, no encontraría a esa ama de casa frustrada por las cosas que nunca pudo lograr. Vería a una mujer dispuesta a salir a la vida y lista para todo. No, no quería servir el desayuno de sus hijos y marido en Batón y pantuflas. Sabía que nadie notaría la diferencia, pero para ella ese era un momento especial. Apartir de entonces, se decidió, no esperaría a que algo ocurra, ella cambiaría las cosas. Como siempre, sus chicos apurados, tomaron su leche y salieron corriendo a la escuela. El marido, se sentó y mientras tomaba el café no despegaba la vista del diario. Sintió el aroma del perfume, solo hizo mención al pasar de que lo esperaban en la oficina temprano